La situación post-pandemia debido al Covid-19 ha generado gran incertidumbre, ya que en un primer momento, pretendía ser una situación que no se iba a extender durante tanto tiempo. Sin embargo, ya ha pasado casi 1 año desde el anuncio de confinamiento en diversos estados de la nación, la situación laboral se transformó radicalmente, particularmente para las mujeres.
Estado de la cuestión
Se estima que aproximadamente 865.000 mujeres dejaron de trabajar en los Estados Unidos durante el mes de septiembre de 2020, más de cuatro veces la cantidad de hombres. Indica un estudio que las madres trabajadoras en relaciones heterosexuales, tienen tres veces más probabilidades de encargarse de la mayor parte de las tareas domésticas y el cuidado de los niños durante la pandemia.
Asimismo, indica que las madres que trabajan a tiempo completo en hogares biparentales están realizando una media de 22 horas semanales de cuidado de niños durante la pandemia, además de mantener sus trabajos. Lo que genera grandes atrasos para el progreso de las mujeres como fuerza laboral. Y de acuerdo a la Oficina de Estadísticas Laborales, solo en diciembre las mujeres perdieron 156.000 puestos de trabajo, mientras que los hombres ganaron 16.000. De acuerdo con lo anterior, cada puesto de trabajo que se perdió en diciembre, era ocupado por una mujer previamente.
El impacto a largo plazo
Esta recesión en donde las mujeres pierden masivamente sus lugares de trabajo, propone un impacto económico negativo a largo plazo; se eleva el riesgo de perder mujeres en puestos de liderazgo, y las futuras líderes y también, deshacer años de laborioso progreso hacia la igualdad de género. Las repercusiones podrían dejar de lado a toda una generación de mujeres.
Si esta situación no se modifica, el dinamismo de la economía estadounidense estaría en peligro, con una perdida estimada de 64.500 millones de dólares al año en salarios y actividad económica. La economía no puede sencillamente recuperarse sin las mujeres en la fuerza laboral; incluso después de superar estas condiciones, las mujeres verán atrofiadas sus habilidades, experiencia y perspectivas laborales.
Antes de la pandemia, la empleada estadounidense promedio ganaba solo 81 centavos por cada dólar que ganaba el empleado masculino promedio. La desproporcionada carga económica de la pandemia sobre las mujeres podría crear una brecha salarial de género aún mayor. Algunos economistas proyectan que la trabajadora promedio ganará alrededor de 76 centavos por cada dólar que gana el trabajador masculino promedio, y se necesitarán más de 10 años para que la brecha salarial se reduzca a lo que era antes de la pandemia.
Frenar el impacto negativo
Pasado un año en pandemia, las consecuencias son palpables y el futuro es incierto. Así que es el momento de que las empresas planifiquen y actúen para frenar los daños a largo plazo a la igualdad de género y la economía. Y en el caso de las empresas legales, estas tienen la oportunidad de realizar importantes inversiones para construir un lugar de trabajo más flexible y empático. Por ende, los esfuerzos o la falta de ellos, tendrán consecuencias en la igualdad de género y en toda la economía durante los años venideros.
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